domingo, 4 de marzo de 2012

SdeShanghai: Segundo semestre en China

¡Bienvenidos otra vez! debería decir... Lo cierto es que, después de muchas promesas incumplidas de escribir a menudo, desisto de seguir prometiendo continuidad en el blog, pero vuelvo a la carga con la segunda parte de SdeShanghai. Iremos viendo si encuentro tiempo para escribir (esperemos que si...).


El hecho es que vuelvo a estar en Shanghái para otro medio año de inmersión en la cultura china y en su idioma. No recuerdo si en la última entrada que publiqué mencioné mis intenciones de restar por otro semestre en la ciudad, pero el hecho es que después de casi medio año maravilloso, no tenía más remedio que, si era posible económicamente, quedarme allí almenos otro medio año más. Así que, poco después de que mi madre hubiera venido a visitarme, me planteé en serio el quedarme. Y claro, cuando mis padres dieron el vistobueno empezó el divertidísimo recorrido por la burocracia china para conseguir el permiso de residencia (notése la ironía).

Pero con paciencia y ánimo es posible llegar a buen puerto entre tanto papeleo. Tuve que ir a la oficina de mi universidad como 4 veces, al edificio administrativo a pagar las tasas del segundo semestre, a hacerme un montón de fotos de carnet e incluso tuve que hacer una revisión médica (que había que pagar, claro) a un hospital para gente extranjera a una hora y media de mi universidad. Mirad si son listos que, yo estoy estudiando economía en un college privado adscrito a la Shanghai International Studies University, pero éste college no tiene poder para expedir el visado, por lo que tienes que pagar otro curso de chino (a 1000 euros el curso) para que te puedan alargar el visado...


Finalmente, tres días antes de volver a España, me dieron mi pasaporte con el permiso de residencia chino hasta julio de 2012.

El día 7 de enero volví a Barcelona con muchas ganas por una parte (ver a toda mi gente) y muy pocas por otra (exámenes). Estuve un mes y medio, entre amigos, familia, perro, cervezas, fiesta,... un poco de todo, vaya. Lo disfruté mucho, pero el día 20 de febrero tenía el vuelo de vuelta hacía Shanghai. Me despedí de mis amigos con una cena genial, pero a decir verdad, creo que ninguno de ellos entiende aún qué se me ha perdido en China...

Volé con Aeroflot, compañía rusa no muy bien valorada, pero barata. Hay que decir que no tuve ningún tipo de problemas, excepto el exceso de equipaje a 100 € a partir de 23 kilos. Supongo que es normal el sobrepeso cuando vas a vivir medio año fuera. Llegué al día siguiente por la noche y estuve en casa de unos amigos muy amables mientras encontraba un piso en el que vivir, ya que no era posible quedarse en la residencia. De manera que estuve los primeros tres o cuatro días en "busca y captura" de un piso. Y si viérais la mitad de pisos que me enseñaron alucinaríais. Lástima que se me paso por alto hacerles algunas fotos, pero hubiera valido la pena. El primer piso que me enseñaron era "old style chinese" según la señora de la immobiliaria... Madre mía! Ya sólo la entrada daba miedo, y luego todo hecho una pocilga, un baño con nisiquiera mampara de la ducha, un colchón de piedra casi, etc.  eso sí, 240 € al mes por un piso de 50 metros cuadrados, probad a buscar uno por este precio en Barcelona!



Después de varios pisos tuve la suerte de ver un anuncio de una chica italiana que buscaba gente con la que compartir piso. La llamé y me dijo que ya había encontrado un piso y tal, pero que podía llamar a una conocida suya que tenía una habitación y bla bla bla. Por la tarde la volví a llamar desesperado, y me dijo que un chino que vivía en su piso se iba hoy y que por tanto la habitación quedaba libre. Me fui de cabeza al apartamento y era perfecto en comparación a lo que había visto: suelo de parquet, grande, cocina decente, baño mediano, 3 habitaciones, etc. Dije que me quedaba casi en el instante. En el piso hay otro chico americano, Jose, y la chica italiana, Claudia; que si bien hemos tenido nuestros roces la primera semana, pienso que es normal cuando convives con gente que no conoces y que vienen de diferentes sitios, por lo que después de hablarlo, hemos puesto unas reglas y un poco de sentido común para que la experiencia sea positiva para todos.

Mi primera semana y medio no ha dado mucho más de si, pues una vez acomodado en el piso ha sido una semana muy normal de clase en ambas universidad y estudio combinado con compras necesarias para estar bien en la casa. Aunque si que me hace gracia contaros la experiencia que ha sido comprarse una bicicleta de segunda mano en Shanghai. 

Aqui compré la bici...

Resulta que tenía ganas de comprarme una, porqué son muy baratas y para moverse por la ciudad es muy cómodo, de hecho muchísima gente tiene una. Busqué un poco por internet para ver dónde podía comprar una de segunda mano. ya que los robos son muy comunes en la ciudad, y cuanto más vieja parezca menos posibilidades hay de que te la roben. Después de leer en varios sitios decidí ir a la Shanghai Railway Station. Una vez llegué ahí empecé a preguntar por el mercado de bicis de segunda mano. La gente me decía que ya no estaba o que no sabían dónde estaba hasta que di con una persona que me dió las indicaciones para ir a un sitio, y una vez allí tenía que preguntar. Llegué al sitio en concreto. Era un barrio que daba un poco de respeto, había casas derruidas, vertederos y casas en construcción. La gente me miraba extraño pero ya que estaba allí valía la pena intentarlo. Pregunté a un guardia de seguridad, y éste me envió a un hombre de la limpieza que me preguntó qué tipo de vehículo quería; una bicicleta le dije, y me llevó a una señora joven con su hijo en brazos. Ésta señora me dijo que la siguiera hasta dentro de una casa (foto de abajo) dónde tenía una bicicleta y dos motos. Me pidió 30 euros por la bici pero acabó dejándola en 20. Algunas personas se acercaban curiosas a ver qué estaba haciendo un extranjero por aquellos lares. Doy por supuesto que la bici era robada. Al acabar la transacción me dispuse a reanudar la marcha hacia mi casa con mi nueva bici Giant azul, pero a los 500 metros me para la polícia...

Mi nueva bicicleta

¡Genial! - pensé. Me preguntó que si hablaba chino, y después me hizo una serie de preguntas como dónde había comprado la bici, si tenía la factura, etc. Muchos chinos se empezaron a acercar para ver qué pasaba. Un espectáculo, vaya. El poli me dijo, te he visto hace 15 minutos caminando en aquella dirección y ahora vuelves con una bici, ¿un poco sospechoso no? Yo me iba haciendo el tonto y con la excusa del idioma conseguí volver a casa con la bicicleta y sin multa gracias a que habían borrado el número de serie, eso sí, el policia me aconsejó que la próxima vez comprara la bicicleta nueva. No volveré a comprar una bici allí, obviamente.

Wow! se echa de menos escribir entradas de vez en cuando. Espero que os guste y os vayáis pasando por el blog de vez en cuando.

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