jueves, 3 de mayo de 2012

Tres días de aventura en Beijing

Cada día cuesta más usar los VPN gratuitos para poder acceder a FB, Twitter, Blogger y demás, por lo que me vi forzado a pagar una módica cantidad para navegar libremente con tranquilidad. Así pues, ésta entrada la escribo con toda esa tranquilidad...


De Shanghai hay poco que contar más que el haber encontrado trabajo en una compañía inglesa de deporte.  Claramente, después de varias entrevistas en diversas compañías, es la mejor opción valorando la relación horas de trabajo/sueldo. Hay que decir que aquí hay mucho trabajo, especialmente para gente con inglés nativo, que no es el caso. Pero en dos o tres entrevistas que hice me dijeron que querían que trabajara para ellos pero sólo me pagaban el transporte. Por desgracia aún no trabajo gratis, y menos en una compañía pequeña de marketing china.


El tema está en que el primer día de mayo es la fiesta del trabajador, y por extraño que parezca, en China también es fiesta (si bien es verdad que al no haber clase el martes, la debes recuperar el sábado). Aprovechando que venía una amiga de Anna de Italia, decidimos hacer lo que tendríamos que haber hecho antes, viajar a Pequín (北京 para los amigos). A decir verdad, ha sido el viaje con menos organización de mi vida.


Si bien teníamos la idea dos semanas antes de irnos, no nos dignamos a comprar ni reservar ningún tipo de billete y/o hotel. El primer plan era salir el sábado por la noche con el tren lento para llegar el domingo pronto por la mañana pero el plan quedó descartado al trabajar hasta tarde y no ser posible combinarlo. Hay que decir que era un viaje con low budget (o al menos ese era el punto), así que si se podía coger el tren lento mejor que coger el avión. Los precios más o menos eran así:


- Avión ida y vuelta: 1200 RMB (esto es unos 150 euros aproximadamente)


- Tren lento ida y vuelta, osease 13 horas en un tren con camas: 600 RMB (unos 75 euros)


- Tren bala supermegaguay a 300 km/h de 4 horas: 1100 RMB


Como veis las diferencias eran grandes, y lo más barato hubiera sido coger el tren lento ida y vuelta, pero pensamos que por una vez que hacíamos un viaje podríamos coger el rápido a la ida y el lento a la vuelta. Fuimos a la oficina de la estación y compramos sólo el billete de ida. Primer error. Hubiera sido muchísimo mejor haber comprado ambos ida y vuelta.


Llega el domingo por la mañana, acabamos todos los preparativos de maletas y mochilas y cogemos un taxi para ir a la estación de Hongqiao. De repente, pam! 650000 coches delante nuestro, un tráfico alucinante. Hay que decir que íbamos con el tiempo un poco justo y claro, el sr. Murphy no perdona nunca. Cuanto más rápido tienes que ir, más tráfico encuentras. El tren salía a las 10.53; llegamos a la estación a las 10.54. ¡Bingo! los trenes en China son bastante bastante puntuales, y el nuestro había salido ya. Por suerte preguntamos a la señorita del siguiente tren bala si nos podíamos meter allí. a lo que muy amable ella nos dijo que por supuesto, pero que nos olvidáramos de sentarnos. En ese momento nos supo a gloria pero lo de no estar sentados 4 horas no nos apetecía mucho así que nada más abrirse las puertas fuimos de cabeza al vagón restaurante, y de allí no nos movía nadie.




Llegamos a Pekín el domingo sobre las 5 de la tarde. Paramos a comer algo en la estación porqué la comida del vagón era pésima, o mejor dicho, china. Y de ahí fuimos con el taxi al hotel que en teoría nos había reservado un amigo nuestro. Un poco lejano del centro, pero ninguna queja del hotel: habitación y baño limpios, espacio más que suficiente, televisión de plasma e incluso un poco de café por cortesía del hotel. Lo mejor, el precio. Éramos tres en una misma habitación. 278 RMB por noche. Total 556 RMB (unos 20 euros por las dos noches por persona). ¿No está mal, no?.


Dejamos las maletas en la habitación y cogimos otro taxi en dirección a WanFuJing lu, la calle de la comida exótica. Allí habíamos quedado con una amiga danesa y otra coreana que llevaban ya un par de días por Pekín. Ésta calle, que está un poco escondida en la calle más cosmopolita de Pekín, es una callejuela llena de puestecitos donde venden comida rara. Y por rara se debe entender desde escorpiones de 6 a 20 centímetros, pasando por milpies, cucarachas, serpientes, hasta cocodrilo. Hay que decir que no tuve el coraje de comer el escorpión pinchado en un palo, cosa que si que hizo mi amiga danesa. Dijo que estaba bueno. No me lo creo. El precio promedio de tales delicacies era unos 20 RMB ( 2,5 euros más o menos) por pieza. 

Escorpiones negros en WanFuJing Lu


Después de la cena un tanto rara pensamos que sería buena idea que nos dieran un masaje en los pies y espalda. Nos metimos en un local en el que no os esperaríais que os hicieran un masaje, y en una misma sala los 5. Vinieron cinco chinos con un cubo con un líquido caliente de color Coca Cola y tuvimos que meter los pies allí primero. Luego empezaron a hacer el masaje en la espalda y más tarde en los pies, con todo tipo de artilugios, desde sus manos (que eran como un artilugio más) hasta unas cápsulas que ponen en el pie con fuego o unos martillos destroza piernas. El masaje costaba unos 88 RMB (10 euros al cambio) y duró aproximadamente 70 minutos. 


La sala de masajes


Y para finalizar el día qué mejor que unas cervecitas frías en SanLiTun, la zona de ocio nocturno de Beijing. No muy tarde volvimos al hotel porqué queríamos ir a ver la muralla al día siguiente. Obviamente no habíamos organizado nada. Y lo pagamos. Nos levantamos sobre las 8 y yo empecé a buscar en Internet sobre cómo ir de forma barata a la muralla. Existe la opción de coger un tour y pagar 50 euros, pero no entraba en nuestro presupuesto, así que tocaba buscar transporte público. Tengo que señalar que se pueden visitar cuatro partes de la Muralla. Nosotros fuimos a Mutianyu (o queríamos ir), y las opciones para ir aquí eran coger el bus número 867 directo a la muralla, pero solo salía dos veces, a las 7 y a las 8.30. Era un poco tarde ya, así que mejor pensamos dedicar el día a visitar Pekín. Y con eso, pusimos rumbo a la plaza de TianAn'Men (literalmente en chino es Cielo Paz Puerta), la plaza más grande del mundo. Era una manera de demostrar poder del partido comunista. Y la verdad es que es espectacularmente grande. Nada más que decir de la plaza. Se puede hacer la típica foto a la entrada de la Ciudad Prohibida con el retrato del feo de Mao desde la plaza pero no mucho más.


Dentro de la ciudad prohibida


El siguiente paso era entrar en la Ciudad Prohibida, llamada así porqué antes sólo podía entrar la corte del Emperador. Ahora entra todo el mundo (pagando). Si eres estudiante la entrada sale por 20 RMB, sino por 60RMB. Yo era un poco reticente a pagarlo, pero suerte que lo hice. Es una cosa digna de ver, aunque es bastante similar. Pero es ENORME. Es un recinto majestuoso a la par que grande. Caminas y caminas pero parece que no se acabe. Para ir de un lado al otro tardamos bien bien 30 o 40 minutos. Cuando consigues llegar al final, te espera un parque con una pagoda en una colina, desde donde puedes ver gran parte de Pekín si tienes suerte con el día. Si no recuerdo mal hay que pagar unos 15 RMB, pero de nuevo, vale la pena pagarlos. Decidimos ir a comer algo y acabamos en un restaurante japonés en medio de un centro comercial enorme. Para terminar la jornada unas pocas compras en el Mercado de la Seda a.k.a. Fake Market. Compramos algunas zapatillas de deporte (New Balance) por 55 RMB o camisetas de Abercrombie por 40 RMB y varias cosas más que compraron las chicas. De allí directos al hotel, no sin antes pelearnos y esperar una hora de reloj para encontrar un taxi. Todos los taxistas que paraban te decían un precio establecido en vez de usar el contador, y claramente el precio era bastante desorbitado. Pero tuvimos suerte y un buen hombre y taxista nos acogió en su humilde coche. Estuve hablando con él sobre su trabajo, y me dijo que suele trabajar entre 12 y 14 horas al día, no sin cada mañana pagar la cuota a la empresa de taxis, pagar por la gasolina y por no sé que más. Tened en cuenta que el viaje promedio de taxi en Pekín cuesta alrededor de 30 RMB por hacer 6 o 7 kilómetros.


Esa noche preparé bien el viaje a la Gran Muralla. Había que coger el autobús 916 hasta HuaiRou (12 RMB), y de allí coger un taxi pirata hasta Mutianyu (unos 15-20 RMB). El viaje duraba aproximadamente una hora y media. La mañana siguiente todo fue según lo previsto. Cogimos el autobús lleno de chinos hasta HuaiRou y luego el taxista con un coche malísimo. Hablando de autobuses, el día anterior cogimos un autobús público para ir de la ciudad prohibida a otro sitio, y a mitad de viaje una señora empezó a gritar que le habían robado el monedero. ¿Y qué pasó? que pararon el autobús hasta que llegó la policia media hora después, con toda la gente acordándose de la madre de aquella señora. Yo también lo hice.


La Gran Muralla - Mutianyu




En fin, que sobre las 11 de la mañana del martes llegamos a Mutianyu. El paisaje fantástico, lástima que había un poco de neblina típica de china. Hay varias opciones una vez llegas allí: subir caminando, subir con un telesilla o subir con un teleférico. Los precios son 0 RMB, 60 RMB y 45 RMB respectivamente. Nosotros escogimos el telesilla. Tarda 10 minutos en subir a la muralla. 
La primera impresión al entrar en la muralla es increíble. Es una de las maravillas del mundo, y cuando llegas allí te das cuenta de porqué. Es majestuosa, larga, espectacular. Hicimos diez mil fotos a lo largo del camino, que debe ser un par de kilómetros. Te paras aquí a contemplar la vista, ahora en la torre a imaginarte la situación hace 400 años, ahora una foto aquí, ... Hasta llegar a una de las torres donde se puede bajar mediante un tobogán de un kilómetro y medio divertidísimo, eso sí, desembolsando otros 60 RMB. Llegamos de nuevo abajo y comimos en un restaurante de por allí antes de volver a Pekín. El taxi de vuelta nos salió a 10 RMB hasta HaiRou, donde había una cola de por lo menos doscientas personas esperando el bus a Pekín. Llegamos al hotel justo para coger las maletas e irnos a la estación de tren de BeiJing, donde cogeríamos el tren que nos devolvía a nuestra querida Shanghai. Un tren, que pagamos a precio de oro por comprar los billetes tarde (700 RMB). Aunque debo decir que las habitaciones estaban muy bien, había 4 camas y una mesa, todo limpio y bien. Lástima que nos tocó un chino tocanarices. Roncó toda la noche, se levantó temprano, abrió las ventanas y la luz, habló por teléfono, etc. Desafortunadamente muchos chinos son bastante maleducados, y éste señor fue el claro ejemplo de ello.


En resumen, Pekín es una ciudad que merece la pena ver por la cantidad de sitios de la Antigua China que se puede visitar, pero como ciudad para vivir me quedo con Shanghai.




Animaros a comentar! o a pedir alguna entrada sobre algún tema concreto! 




Espero volver a escribir pronto. Saludos desde la otra parte del mundo.





1 comentarios:

Anónimo dijo...

Super interesante! Vamos, mi novio y yo, en abril 4 dias pekin y 4 dias shangai!!! Se agradecen estas aportaciones, a apuntar todo!!! Cualquier cosa a destacar: trucos o lo que sea seran bienvenidos!!!

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